La Carta de la ONU señala que los Estados en sus relaciones internacionales se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra otro Estado. Si bien esa Carta significó el nacimiento de un nuevo Derecho Internacional, el principio de no recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza nunca ha sido respetado por las potencias imperiales y sus aliados, por lo que el equilibrio internacional y el principio de igualdad soberana de los países se hacen cada día más precarios, en tanto la paz más difícil de alcanzar.
Ahora, viene la pregunta: ¿De qué sirve ese Derecho Internacional? Hoy en día, aparte de la agresión que sigue sufriendo el pueblo palestino de la ignominia guerrera del sionismo, y los casos de agresiones imperialistas que padecen otros países, nos encontramos con la agresión actual y continuada de que es víctima el pueblo venezolano por parte de los gobiernos de EEUU, Canadá, Unión Europea, Colombia, Chile, Argentina y Perú.
Estos gobiernos están cometiendo agresiones al pueblo y gobierno venezolanos que se manifiestan en lo diplomático, en lo económico y en lo financiero; de igual forma lo hacen empleando la guerra psicológica, mediática y de redes sociales. Es una agresión continuada que se extiende a sanciones individuales y otras formas de hacer la guerra, como el ataque electrónico.
¿De qué sirve ese Derecho Internacional que nació con la Carta de la ONU? Aún no se han atrevido a la intervención militar, pero es una opción puesta sobre la mesa bajo el silencio del Derecho Internacional. Algo más, en esa agresión continuada, Venezuela está siendo sometida a una arremetida mediática infame, a la real malicia noticiosa de todos los días para mostrar un país que no es.
Pero insisto, el pueblo venezolano sabe resistir y resistir es luchar, es rechazar, es oponer la fuerza popular a la agresión imperialista. Resistir es vencer. A la revolución bolivariana no llegará jamás aquel derrotismo que marcó el fin de la España republicana, narrado así por Angel Bahamonde y Javier Cervera: “La caída de la moral en la retaguardia fue inevitable… Pero el desánimo se extendía, el derrotismo se convertiría en moneda corriente y la voluntad de resistencia quedó resquebrajada”. Eso fue lastimeramente allá y así terminó la guerra de España, pero aquí, en Venezuela, siempre habrá resistencia y victoria.